¿Te has enamorado alguna vez de una camiseta en un festival, o has sonreído ante el ingenioso juego de palabras que llevan algunas de ellas? Estamos seguros de que tienes todo lo que necesitas para crear camisetas personalizadas igual de buenas.

Tanto si quieres conmemorar tus vacaciones familiares, hacer un regalo personalizado a un ser querido o publicitar tu negocio, sigue estos pasos para diseñar una prenda que no se parezca a ninguna otra.

¿Por qué haces la camiseta?

Ningún diseño se adaptará mágicamente a todas las situaciones. La mejor estrategia es identificar primero que te empuja a diseñar tu camiseta. El producto que pretendes vender en tu tienda no tendrá nada que ver con el que estás diseñando para una fiesta escolar. Del mismo modo, es poco probable que una camiseta con un diseño digno de una una galería de arte se parezca a las que unos empleados lleven para montar y desmontar un stand.

Una vez que hayas determinado el “por qué”, tienes que pensar en quien llevará tu camiseta personalizada: ¿tiene que ser apta para todas las edades o sólo para adultos? ¿Se dirige a un grupo de edad aún más específico (por ejemplo, adolescentes o millenials)? ¿Necesitas diseños para hombres, mujeres y unisex? ¿Piensa entregarlas a un gran público o sólo a un pequeño grupo de personas? En función de las respuestas, podrás determinar el estilo más adecuado y el nivel de adaptabilidad que necesita para acomodar diferentes tamaños o gustos.

Un consejo: ponte en la piel de las personas que componen tu grupo objetivo ideal, pensando en sus marcas favoritas y la ropa que les gusta llevar.

Piensa en el contenido, el tamaño y la posición de los elementos visuales.

Hay mucho espacio personalizable en una camiseta. Utilízalo para jugar con tu imagen de marca o compartir tu historia… sin perder de vista el momento y el contexto. Lo mejor de las camisetas es que tienen la capacidad de congelar el tiempo y forjar un fuerte vínculo entre sus portadores. Dicho esto, el objetivo es crear un diseño del que sigas estando orgulloso dentro de unos años.

Por eso, antes de elegir un diseño para tu camiseta, debes decidir si vas a utilizar un texto, una imagen o una combinación de ambos. El texto funciona de cualquier manera y es suficiente para dar un mensaje. Las fotos o las imágenes también pueden mostrarse de forma independiente o combinadas con el texto si se utilizan de forma inteligente. Si tu empresa (u organización) destaca con un detalle icónico, como un eslogan o una mascota, no dudes en incluirlo. Juega con los diferentes elementos para crear algo único.

Pero ten mucho cuidado de no sobrecargar tu camiseta, ya que demasiados elementos pueden confundir el mensaje. Cualquiera que vea tu camiseta debería ser capaz de entender rápidamente tu intención sin tener que hacer un esfuerzo.

Encuentra el estilo que te conviene.

El estilo puede abarcar muchas cosas, pero aquí nos referimos principalmente a las conexiones emocionales que evoca en quienes lo ven, sobre todo a través de los colores, las imágenes y el texto. ¿La camiseta debe ser elegante o informal? ¿Quieres inspirar envidia o nostalgia? Tanto si tu diseño es lúdico o provocador, lujoso o accesible, minimalista o atrevido, recuerda siempre que es una extensión de tu marca y un reflejo de tu personalidad. Estás poniendo tu pasión en el pecho de todos los que llevan tu prenda, así que es imprescindible saber qué mensaje estás enviando.

Y el estilo depende en gran medida del atractivo visual. Tu camiseta debe reflejar tu marca, pero ser divertida de llevar. Cuanto mejor sea la estética, mayor será el impacto.

Elige el tipo de letra adecuado.

Hay dos estilos de letra principales: las fuentes con serifa (que aportan un toque clásico y son fáciles de leer en tamaños pequeños) o las sin serifa (más limpias y modernas, sobre todo en tamaños grandes). Al jugar con estas dos categorías, las opciones son casi ilimitadas. La clave es que el texto sea fácil de leer, ya que algunas fuentes manuscritas pueden ser difíciles de descifrar.

La legibilidad del tipo de letra es fundamental. A la hora de elegir, lo primero que hay que tener en cuenta es la escala del diseño. Algunos tipos de letra pueden ser perfectos para una impresión grande en la espalda de una camiseta, pero no funcionarán en una manga.

Si miras a tu alrededor, te darás cuenta de que las camisetas más exitosas suelen utilizar sólo uno o dos tipos de letra. Si te quedas con un solo tipo de letra, dale más énfasis poniendo en negrita o cursiva algunas palabras, o variando el tamaño del texto. También puedes combinar dos tipos de letra, uno con y otro sin serifas, para destacar ciertos elementos y crear interés visual.

Coloca el contenido con cuidado.

Ten en cuenta el espacio disponible en la parte donde vaya a ir el diseño de tu camiseta para determinar la orientación más adecuada. Los gráficos verticales se alinean de forma más natural con las fibras de la prenda, mientras que el modo apaisado funciona bien siempre que se deje suficiente espacio en blanco a ambos lados. ¿Cómo puedo saber si es lo suficientemente grande? Las camisetas estándar tienen un ancho de entre 45 cm (para la talla S) y 60 cm (para la talla XL). Te recomendamos que dejes unos 12 cm de espacio en blanco en cada lado, lo que significa que tu diseño debe medir entre 25 y 35 cm como máximo.

También debes tener cuidado con la colocación del diseño. La parte superior del gráfico debe estar unos centímetros por encima del pecho y terminar unos centímetros por debajo. El texto y las imágenes no deben colocarse a nivel del vientre, a menos que quieras ocupar el espacio completo. ¿No estás seguro de dónde colocar tu contenido? Imprime el diseño y prueba varias ubicaciones en una camiseta cualquiera. (Si vas a pedir varios tamaños, crea una versión diferente para cada uno).

Determina el tamaño más efectivo.

Las mismas reglas visuales se aplican a las imágenes, con una diferencia: el escalado requiere un cuidado especial. En el caso de los gráficos y las fotos, el tamaño juega un papel importante, sobre todo por la densidad de píxeles. Si descargas una imagen de Internet, lo más probable es que tenga 72 ppp (puntos por pulgada), es decir, será demasiado pequeña para dar un resultado de impresión satisfactorio. Intenta conseguir una proporción de al menos 200 ppp, o mejor aún, 300 ppp. Guarda la imagen en un formato de archivo como PDF, AI, PSD, JPEG o PNG.

Utiliza el color en tu favor.

En lo que respecta al color, no importa cuáles sean tus preferencias personales: lo importante es que destaquen sobre el tejido elegido. Elige colores complementarios para crear un fuerte contraste. Por supuesto, no hay nada más nítido que el negro sobre el blanco (o viceversa). Por regla general, los colores brillantes sobre un fondo oscuro mejoran la legibilidad. Tu logotipo puede ser el más increíble del mundo, pero nadie podrá verlo si es en azul marino y se imprime sobre un fondo negro.

Comprueba el formato, el tamaño y los colores antes de imprimir.

Una vez que estés contento con el resultado, es hora de ir a imprimir. En lugar de encargar todas las camisetas a la vez, es mejor empezar con una prueba para comprobar el material gráfico. Míralo detenidamente y haz algunas correcciones si es necesario, por ejemplo, si quieres ampliar ligeramente el texto o reposicionar parte del contenido.

Diseñar camisetas no es complicado. Si tienes una idea clara de lo que quieres que sea el resultado, lo único que debes hacer es tener en cuenta estos aspectos prácticos y convertir tu imaginación en una realidad tangible. Imagina lo que sentirás cuando veas tu camiseta por primera vez. Detrás del mostrador de la nueva panadería, en la primera fila de un concierto con las entradas agotadas, en las fotos de tu última reunión familiar… Dondequiera que aparezca tu obra maestra, esa sensación de satisfacción no tiene precio.